Realizar una compra tras un click de ratón o tras tocar una pantalla con el dedo es algo habitual hoy en día. La entrega del producto en los próximos días es una garantía. Sin embargo, los esfuerzos logísticos que ocurren detrás de este tipo de acciones parecen solo ser vistos tras los muros de las grandes plataformas logísticas.
La globalización, el aumento exponencial del comercio electrónico, la amenaza constante de la disrupción tecnológica y, más recientemente, la pandemia de coronavirus, han cambiado totalmente la forma en la que operan los negocios en el siglo XXI. En este contexto, prevalece una realidad muy clara: la logística está entrando en una década transformadora.
En este contexto y ante la rotunda evidencia de que se debe invertir en el nivel de servicio del producto, la calidad y el precio (en definitiva, mejorar la competitividad global), ¿qué nos depara 2022? En un entorno de miedo e incertidumbre, las cadenas de suministro necesitan mejorar su resiliencia a largo plazo, de forma que puedan hacer frente a futuros retos. Las compañías necesitan ser más inteligentes y sostenibles y eso pasa por una transformación real, basada en los pilares de la industria 4.0.
¿Qué tendencias marcarán esta época?
Para adaptarse a la nueva situación es clave la digitalización, haciendo realidad la Industria 4.0. Tal y como figura en el Logistics Trend Radar de DHL, habilitadores tecnológicos como la robótica, la inteligencia artificia (IA), el ‘machine learning’, el ‘big data’, el internet de las cosas (IoT), la tecnología inalámbrica de próxima generación o la fabricación aditiva, entre otros, ayudarán a ganar en eficiencia, agilidad, productividad y calidad.
Así, este conjunto de tecnologías se está considerando en un futuro inmediato, y tienen altas expectativas de cambiar la industria logística en el intervalo hasta 2030.
¿Y ahora qué?
Pues ahora toca apostar fuerte por ser punta de lanza. Por ofrecer más con menos. Por vender más, mejor y más lejos. Y eso se consigue haciendo las cosas de forma diferente. 2022 debe ser un año en el que se digitalicen los procesos, se aumente la capacidad de análisis, se desperdicie menos y se aplique un uso mucho más consciente de los recursos. 2022 debe ser el año de la transformación.
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